Es la hora zulú

Ritual de revisiones, tan repetido, tan trillado, matadero y cía.
Sabemos que no sirve para nada, sabéis que no sirve para nada. Aún así, exigís el allanamiento, porque os puede, os puede vuestra soberbia, os puede el haber dedicado vuestra existencia a estudiar la propiedad horizontal. Os duele asumir que la disciplina en la que os desenvolvéis, es, sin necesidad de recurrir al nihilimo más extremo, broza, son pasos en el agua, se desvanecerá en el pasado y todo lo más, en el caso de algunos pocos, quedará en los libros. Seguramente no contribuiréis a crear mejores profesionales, seguramente nunca podréis achacaros el mérito de una España más productiva, porque en ningún caso será mérito vuestro. Sois el vestigio perenne de una raza que dura ya 5 siglos. Esperáis con ansia el: Su excelencia, su ilustrísima y el Doctor Don, pero siquiera llegaréis a la sombra de los que idolatráis, porque ni Paul Krugman, ni John Nash, ni Franz Wieacker se fijarán nunca en vosotros. Nunca oiréis: queremos ser comos los profesores españoles. Nunca.
A vosotros esto os da igual, y solo un código ético pobre y limitado, os permite no desfallecer en vuestro empeño de ser... de ser ¿qué?¿el mejor romanista?¿el mejor estadístico?¿el mejor historiador?. Pobres. Vosotros, y pobres los alumnos que se creen vuestro cuento, los que no quieren asumir que no se trata de cuánto, sino de cómo.
Pobres, engañados. Nunca.